El cine de Corea ha demostrado ser una plataforma en la que emergen directores capaces de explorar la condición humana desde ángulos inesperados. Uno de los nombres que más fuerza ha ganado en los últimos años es Byun Sung-hyun, director y guionista nacido en Seúl en 1980, cuya filmografía refleja una mirada particular sobre las relaciones humanas y los dilemas de poder. En esta reseña me acerco a la obra del cineasta cuya filmografía refleja esa riqueza y nos invita a descubrir nuevas formas de comprender más culturas.
Una trayectoria en evolución
Con base en lo que se observa en esta ópera prima y lo presentado en el Festival de Cannes, Byun Sung-hyun debutó con Whatcha Wearin’? (2012), conocida también como My P.S. Partner. Se trató de una comedia romántica que jugaba con el azar de una llamada equivocada para desencadenar un vínculo lleno de complicidad y humor. En opinión personal, con esta obra se comenzó a percibir el interés del director por examinar los sentimientos humanos desde situaciones poco convencionales, dotando de frescura a un género saturado de fórmulas repetitivas.

En 2017 llegó el salto internacional con The Merciless, un thriller de crimen y traiciones que fue presentado en el Festival de Cannes en la sección Midnight Screenings. De acuerdo con la crítica especializada surgida por esta presentación y difundida en la página de internet del festival, la película destacó no solo por su estilo visual cargado de dinamismo, sino también por la manera en que la relación entre los protagonistas se tornaba en un juego de lealtades, celos y rivalidades. En mi opinión, este es un ejemplo claro de cómo Byun construye emociones intensas en contextos que podrían parecer distantes del amor romántico, pero que igualmente hablan de la naturaleza humana.

La madurez de su estilo narrativo se consolidó en Kingmaker (2022), una historia política sobre estrategias, ambiciones y la delgada línea entre la ética y el poder. Con base en la página web de los reconocimientos obtenidos, en su estreno fue galardonada con el premio a Mejor Director en la edición 58 de los Baeksang Arts Awards y los Grand Bell Awards. Desde mi perspectiva, puede afirmarse que Byun Sung-hyun alcanzó con esta obra un nivel de reconocimiento que lo colocó como una voz influyente dentro del cine coreano contemporáneo.

Un año más tarde, el director sorprendió con Kill Boksoon (2023), un thriller de acción producido por Netflix que presentaba a una asesina profesional atrapada entre su rol de madre y su vida criminal. De acuerdo con lo que el propio Byun comentó sobre su cine en una entrevista para Cinema Daily US, no busca simplemente narrar historias de violencia o política, sino que su verdadero interés radica en explorar las relaciones emocionales más intensas: amor, celos, envidia o rivalidad. En mi opinión, esta película reafirmó esa visión, mostrando cómo incluso en medio de un universo violento, las emociones personales se convierten en el verdadero motor de la trama.
Actualmente, Byun prepara Good News, que está por lanzarse en Netflix el próximo 17 de octubre de este año, tal como lo anunció la plataforma en sus redes sociales. Se trata de un thriller satírico ambientado en los años setenta que aborda una misión de rescate durante un secuestro aéreo. Aunque aún no se estrena, la expectativa es alta, pues de acuerdo con las reseñas presentadas por festivales internacionales como el Festival Internacional de Cine de Toronto (TIFF), promete ser otra obra en la que el director combine acción, crítica política y un sutil retrato de las pasiones humanas.
Mi experiencia personal con su cine
Al acercarme a la obra de Byun Sung-hyun, me sorprendió encontrar que incluso en géneros que tradicionalmente se consideran lejanos a la intimidad emocional, como el thriller de crimen o el cine de acción, su cámara insiste en mostrarnos que lo esencial son las emociones que desatan las decisiones humanas. En mi experiencia, ver The Merciless fue descubrir que detrás de cada escena violenta se escondía una relación compleja que me mantenía expectante, no por el siguiente golpe, sino por la siguiente traición o alianza. Además, fue el primer director coreano que conocí cuando comencé a adentrarme en la cultura del país, lo que convirtió mis primeras aproximaciones al cine de Corea en una experiencia profundamente significativa. Gracias a él entendí que el cine no solo entretiene, sino que también abre la puerta a conocer una historia y una sensibilidad cultural que, hasta ese momento, me resultaban desconocidas.
Con base en todo su recorrido, Byun Sung-hyun es un director que logra no solo entretener, sino que invita a reflexionar sobre cómo las emociones, en cualquier contexto (amoroso, criminal o político), terminan siendo la fuerza que determina los giros de la vida. Su cine me deja con la sensación de que, incluso en los escenarios más extremos, lo que nos define es la forma en que amamos, envidiamos, competimos y nos relacionamos con los demás.
Asimismo, resulta fundamental reconocer que directores como Byun Sung-hyun representan una puerta de entrada para comprender mejor la cinematografía coreana y, a través de ella, acercarnos a la cultura y la historia del país. Cada película no solo funciona como un ejercicio narrativo, sino también como un reflejo de los dilemas sociales, políticos y emocionales que han marcado a la República de Corea. Con base en esta perspectiva, su cine permite al público internacional mirar más allá de las tramas y descubrir fragmentos de una identidad nacional en constante diálogo con el mundo.
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