De Seúl a la Ciudad de México: el K-Pop honra la vida en la Mega Procesión de Catrinas 2025
2025-10-27A las seis de la tarde del 26 de octubre, la Ciudad de México volvió a transformarse en un altar viviente. Las calles se tiñeron de naranja, morado y dorado mientras miles de catrinas y catrines desfilaron al compás de la música, los cantos y las risas que celebran la vida en medio de la memoria. Este año, la Mega Procesión de Catrinas 2025 tuvo un brillo especial: Corea nuevamente caminó entre flores de cempasúchil, gracias al entusiasmo de las fans del hallyu, quienes convirtieron su amor por la cultura coreana en un puente entre dos mundos.
La Mega Procesión de Catrinas es mucho más que un desfile: Significa una manifestación viva de arte, identidad y memoria mexicana. Cada año, miles de personas se reúnen para rendir tributo a la vida con colores, flores y sonrisas, recordando que la muerte también puede celebrarse con esperanza. Su magia radica en la capacidad de reunir corazones de distintos rincones del mundo, convirtiendo las calles de la Ciudad de México en un lienzo donde la tradición y la creatividad se encuentran. Este evento es una joya cultural que late con el pulso del pueblo mexicano y que, cada edición, reafirma el orgullo de pertenecer a una tierra que honra la vida en todas sus formas.

Cuando el reloj marcó las ocho de la noche, el contingente de clubes de fans comenzó su recorrido. Entre luces, pancartas y sonrisas, la líder del club de fans Dul Sanz encabezó con orgullo al grupo, contagiando su energía a todos los asistentes. En el público, los nombres de Stray Kids, 2PM, BTS y Super Junior resonaban en los cánticos que llenaban el aire. Cada canción era una ofrenda, una manera distinta de celebrar la vida con alegría y gratitud.
Jessica Esquivias, fundadora y presidenta de la Mega Procesión de Catrinas, recordó con emoción que México y Corea comparten rasgos culturales que nos permiten este intercambio tan bello, porque ambas naciones celebran la memoria desde el corazón. Su visión ha hecho posible que, año con año, Corea tenga un espacio especial en este magno evento, mostrando que la cultura no tiene fronteras cuando se vive desde la pasión y el respeto.
El K-Pop resonó entre los altares urbanos. Canciones y coreografías iluminaron las avenidas principales, donde las catrinas coreanas danzaban con abanicos, luces y canciones. Cada movimiento se entrelazó con los tambores y guitarras mexicanas, creando un espectáculo que parecía unir dos almas en una misma melodía. Las fans, con flores en el cabello y corazones llenos de emoción, representaron una comunidad que trasciende fronteras: personas que han encontrado en Corea refugio, inspiración y una forma de expresión que vibra al mismo compás que el corazón mexicano.

De acuerdo con el sitio web oficial de la UNESCO, el Día de Muertos, fue declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad y es una de las tradiciones más profundas de México. No se trata de llorar la ausencia, sino de recordar con amor, de abrir la puerta para que los espíritus queridos regresen por un momento. En esa mezcla de nostalgia y color, el hallyu halló su lugar: porque, al igual que en esta festividad, en Corea también existen rituales para honrar a los ancestros, como el Chuseok, donde las familias se reúnen para rendir homenaje a quienes los precedieron. Así, dos culturas distintas se encontraron en el mismo sentimiento: la gratitud hacia la vida y el respeto por la memoria.
Durante el recorrido, cada fan se convirtió en un símbolo de unión. No solo llevaron música y color, también un mensaje poderoso: las comunidades de fans son hoy una nueva forma de mantener vivas las tradiciones, porque en su pasión se reflejan valores de respeto, colectividad y amor. Pintadas como catrinas, las seguidoras del K-Pop mostraron al mundo que su devoción por los artistas coreanos va más allá de la música: es un acto de identidad compartida, un homenaje a la belleza de lo efímero, igual que la flor de cempasúchil que guía el camino de los espíritus.

La noche avanzó entre luces y cantos, y la presencia de Corea en la procesión se sintió como un abrazo de dos culturas que, aunque distantes, comparten el mismo latido humano. Porque celebrar el Día de Muertos no solo es recordar a quienes se han ido, sino también mantener viva la alegría de estar juntos, aún en la diferencia. Y así, entre pasos de baile y pétalos de flores, la Mega Procesión de Catrinas 2025 se convirtió en un homenaje universal: México y Corea, unidos por la memoria, la música y el corazón.

Como fan del hallyu y partícipe de la Mega Procesión de Catrinas, ver a la comunidad de la Korean wave caminar entre flores de cempasúchil me llena de orgullo y emoción profunda. Cada rostro pintado, cada canto y cada gesto reflejan la entrega de personas que viven su amor por Corea con autenticidad y respeto. Me conmueve ver cómo, detrás de cada fan, hay una historia distinta: jóvenes y adultos que han encontrado en la cultura coreana una forma de expresarse, de sanar y de compartir. Cada historia reúne características únicas que hacen irrepetible la visión de Corea en cada corazón, y eso convierte esta participación en algo más que un desfile: en un acto de unión, de sensibilidad y de gratitud. Ver al K-pop brillar junto al espíritu del Día de Muertos es, para mí, una prueba de que las pasiones verdaderas no conocen fronteras, sino que florecen allí donde la cultura y el cariño se encuentran.
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