El sábado 22 de febrero asistí al Centro Cultural Coreano en Argentina para participar en una actividad de verano especial. Durante la jornada, tuve la oportunidad de armar un barrilete escudo, probarme un hanbok y probar una bebida tradicional coreana llamada hwachae.
Un evento único de barriletes tradicionales coreanos (bangpaeyeon) en Buenos Aires
Al ingresar, lo primero que llamó mi atención fue la exposición “Las alas de Chang-Yeon”, de la artista visual Hana Seo. Sus barriletes reversionaron los temas naturales del minhwa (pintura folclórica coreana) e invitaban a los espectadores a conectarse con mensajes de positividad y esperanza.
La tradición de los barriletes en Corea se remonta al año 647, cuando el General Kim Yu-sin, bajo el reinado de la reina Seondeok, utilizó un barrilete atado a un espantapájaros para evitar una rebelión. Durante la Guerra de Imjin, el almirante Yi Sun-sin también empleó barriletes como medio de comunicación, transmitiendo órdenes tácticas a través de dibujos y colores específicos.
Con el paso del tiempo, esta actividad se transformó en un pasatiempo popular, especialmente desde el Año Nuevo Lunar hasta la primera luna llena del calendario lunar. Hoy en día, las familias coreanas continúan disfrutando de este juego tradicional en parques y zonas costeras.

¿Qué es un barrilete escudo?
El bangpaeyeon es un barrilete distintivo de Corea. Su nombre significa "barrilete escudo" debido a su forma cuadrada y a la presencia de un agujero en el centro, lo que lo hace único en su diseño y manejo. A diferencia de los tradicionales en forma de diamante, este es cuadrado y posee un agujero en el centro, llamado bang-gumeong (“agujero de viento”), lo que le permite mantener el equilibrio y maniobrarse con facilidad incluso en vientos fuertes. Esta característica lo convierte en un barrilete único dentro de la cultura coreana.
Durante el taller de confección de barriletes, nos proporcionaron todos los materiales necesarios para armar y pintar nuestro propio bangpaeyeon. Cada barrilete llevaba un mensaje, y a mí me tocó pintar el jungmeori nunjaengiyeon, que significa "Rodeen al enemigo por todos lados (de día)". Además, nos regalaron un kit extra para que pudiéramos armar otro en casa, permitiéndonos continuar la experiencia en nuestras casas.

Vistiendo un Hanbok
Después del taller, tuve la oportunidad de probarme un hanbok, la vestimenta tradicional coreana. En el caso de las mujeres, se forma de dos piezas: una falda amplia llamada chima y una blusa corta llamada jeogori.
Los hanboks se caracterizan por su elegancia, la armonía de sus colores y la disposición de sus capas. En la antigüedad, los colores y diseños reflejaban el estatus social, diferenciando al pueblo de la realeza y a las mujeres casadas de las solteras. Hoy en día, son un símbolo de la identidad cultural y se usan en festividades y ocasiones especiales.
La experiencia fue maravillosa; por un momento, sentí que estaba en un palacio en Corea, transportada a otra época.

Un refrescante final: el Hwachae
Para cerrar la jornada, disfrutamos de un ponche coreano ideal para el caluroso día en Buenos Aires: el hwachae. Esta refrescante bebida consiste en una mezcla de frutas troceadas con yogurt y jugo de limón. Fue la manera perfecta de concluir una tarde de aprendizaje, inmersión cultural y sabores tradicionales.
Sin duda, una jornada que quedó grabada en mi memoria. Si alguna vez tienen la oportunidad, los invito a visitar el Centro Cultural Coreano, siempre ofrecen actividades para sumergirte en la riqueza cultural coreana, viviendo una experiencia única y memorable.
How about this article?
- Like6
- Support0
- Amazing3
- Sad0
- Curious0
- Insightful0