Keum Suk Gendry-Kim en la presentación de "Mañana será otro día" en Málaga. | Foto: Ana Fernández
La reconocida autora coreana de novela gráfica, Keum Suk Gendry-Kim (1971), ha visitado Portugal, Italia y España para presentar su nuevo libro, Mañana será otro día, y acercarse a sus lectores europeos, que somos muchos. Para quienes aún no conozcan su nombre, Gendry-Kim es la autora de El árbol desnudo, Hierba (galardonado con numerosos premios internacionales y elegido Mejor Cómic del Año para The New York Times, The Guardian y Los Angeles Times), La espera (igualmente premiado y elegido Mejor Cómic del Año para The Washington Post, la revista Forbes y Publishers Weekly), Perros y, ahora también, Mañana será otro día, una emotiva historia semi autobiográfica sobre el deseo y la imposibilidad de tener hijos.
Libros de Keum Suk Gendry-Kim traducidos en español. | Fotos: Reservoir Books y Ponent Mont editorial
Como muchos, descubrí a Keum Suk Gendry-Kim gracias a Hierba, la terrible historia de una joven, basada en hechos reales, que durante la II Guerra Mundial fue raptada y convertida en esclava sexual del ejército japonés.Una de esas obras que no se olvidan, de las que dejan una huella indeleble en el corazón del lector. Similar a lo que inspira La espera, su siguiente trabajo traducido en español, también reflejo de lo vivido por numerosas familias rotas por la guerra de Corea (1950-53).
En cuanto vi anunciada su visita a Málaga, mi ciudad, tuve claro que no podía perder la gran oportunidad de escucharla en directo y llevarme su nuevo libro firmado. Aunque, por entonces, no sabía que mis expectativas se verían superadas llegado el día…
Presentación de Mañana será otro día en Málaga
Mesa del evento con la obra de la autora. | Ana Fernández
El jueves 7 de noviembre acudí por la tarde a la Librería Luces de la capital de la Costa del Sol en compañía de mi hermana. Ella no conocía a la autora y, de camino en coche, le hablé de la exitosa carrera de Gendry-Kim y del contenido de sus libros. En cuanto llegamos a la librería, vimos en el escaparate el cartel del evento y el libro expuesto.
Keum Suk Gendry-Kim había sido invitada como participante en la segunda edición de Gráficas!, una iniciativa cultural del Centro Andaluz de las Letras para la difusión de la creación gráfica hecha por mujeres.
Antes de subir al piso superior de la librería, donde iba a tener lugar la presentación, compré dos ejemplares de Mañana será otro día junto a otros dos títulos de literatura coreana (uno de Park Taewon y otro de Yeon Somin). Una vez arriba, quise tomar algunas fotos de la mesa que iba a ocupar la invitada. Descubrí dos sillas vacías en segunda fila, así que llamé a mi hermana y nos sentamos para ver y escuchar mejor. Los minutos pasaron y se ocuparon todos los asientos. Incluso hubo público que permaneció de pie más de una hora, durante toda la charla, expectante por la autora y su obra. Esto me alegró, pues Gendry-Kim había venido desde muy lejos y se sentiría arropada por sus lectores, además de despertar el interés de otros nuevos.
Comienzo de la charla con Keum Suk Gendry-Kim. | Ana Fernández
Keum Suk Gendry-Kim pasó a mi lado de camino a la mesa principal. Me sorprendió su aspecto frágil, pequeña y delgada. La acompañaba su intérprete, Moon Eun Jin, profesora asociada de la Universidad Complutense de Madrid, quien hizo una estupenda labor durante el acto como puente entre las palabras de la autora y el público.
Tras solucionar algunos problemas de sonido y escuchar la introducción por parte de la responsable de la librería, dio comienzo la presentación de Mañana será otro día. Gendry-Kim observó al público atentamente y pronto nos regaló su sonrisa. No tuvo reparos en contestar todas las preguntas de la presentadora y, más tarde, de los asistentes. Tampoco tuvo prisa: se explayó con sus palabras y transmitió comodidad y simpatía.
Charla con Keum Suk Gendry-Kim
Durante la presentación, estas fueron algunas de las preguntas y respuestas que se hicieron y que grabé con mi teléfono:
–Este libro tiene tintes autobiográficos, ¿le ha costado especialmente crearlo? Tengo entendido que ha estado muchos años, alrededor de veinte, pensando en esta historia.
Gendry-Kim: Cierto, es un libro autobiográfico sobre mi propia historia cuando tenía treinta años. Sin embargo, he añadido elementos de ficción porque quiero proteger a los miembros de mi familia y a la gente de mi alrededor.
–Su obra anterior fue Perros, ¿la escribió simultáneamente con Mañana será otro día?
Gendry-Kim: No, no ha sido el caso. Mañana será otro día se centra en lo que experimenté cuando tenía treinta años. Ahora, cuando ya he pasado de los cincuenta, y he vivido más de la mitad de mi vida, hay muchos cambios en mi cuerpo. Cuando esto sucede, empiezas a reflexionar sobre cómo ha sido tu vida. Me pregunté: ¿cómo he vivido hasta ahora? ¿Cómo tengo que vivir a partir de aquí? Incluso, ¿cómo tendría que morir? Con esto en mente, empecé a trabajar en la obra. Ya había intentado hablar de ello hace años, pero no pude terminar, ya que resultaba muy doloroso para mí. En cambio, en la actualidad me resulta más fácil hablar del tema, abordarlo desde otro punto de vista y en base a la experiencia. En el caso del libro Perros, al no poder tener hijos, adopté perros que se han convertido en mi familia. Aunque ambas historias tienen cierta relación, no surgieron al mismo tiempo.
–Esta novela gráfica trata el tema de la maternidad, el deseo de ser madre y la imposibilidad de conseguirlo. En entrevistas previas, ha comentado que sus obras no son una tendencia popular. ¿Cómo ha reaccionado el público coreano ante la historia de Bada, la protagonista de Mañana será otro día?
Gendry-Kim: La verdad es que no lo sé, puesto que en Corea no tengo muchas oportunidades de reunirme con mis lectores ya que siempre estoy trabajando. No suelo hacer charlas sobre libros allí, solo cuando salgo al extranjero. No obstante, puedo decir que en este libro hay tres historias de mujeres. Por ejemplo, Bada, tiene una herida del pasado que le afecta mucho, que es la muerte de su hermana. Además, está la historia de su amiga, acosada por su exnovio, así como el tema de los embarazos no deseados.
La autora dibujando en la dedicatoria. | Ana Fernández
–Hablemos de su técnica de dibujo, la cual ha sido tan elogiada. Sus historias contienen páginas que son obras de arte. ¿Cuál es su técnica o rutina de trabajo? En este libro, el estilo es distinto al de sus trabajos previos. ¿Qué tipo de inspiración tuvo?
Gendry-Kim: Si os fijáis en Hierba o La espera, solo hay blancos y negros. En cambio, en Mañana será otro día he apostado por diferentes tonos de grises. Además, desde el principio usé hanji, la hoja de papel tradicional coreano, junto a tinta y agua. La tinta se expande con el agua sobre el papel, por lo que he tratado de controlar el contenido, el texto, así como las emociones de los personajes. Por ejemplo, Bada, la protagonista pasa por numerosas emociones (fracaso, conflictos familiares y con su esposo, la presión social…). Todas estas emociones se expresan a través de muchos tonos de grises. Sin embargo, al final del libro incluí páginas en color para dar un mensaje de esperanza a las vidas de Bada y San, la reconciliación consigo mismos y la posibilidad de escoger entre varios caminos.
–Su obra está siendo muy traducida en el mundo, ¿cuál es su relación con los traductores?
Gendry-Kim: En realidad no contacto directamente con los traductores porque de eso se encarga la editorial de cada país. No obstante, a veces algunos traductores contactan conmigo por correo y, cuando esto se sucede, estoy muy agradecida. Como se ha comentado, el papel del traductor es muy importante. Su labor no consiste solo en traducir palabra por palabra, sino que también debe comprender la cultura, conocer el pensamiento del autor… Pienso que, una vez traducida, nace una nueva obra. Así de importante es el rol de los traductores.
–En Mañana será otro día, hay un capítulo dedicado a la hermana de la protagonista en el que se ve otra visión de la maternidad. ¿Cree que la maternidad tiene tantos puntos de vista como mujeres hay en el mundo o persiste la idealización de la figura de la madre como único objetivo en la vida?
Gendry-Kim: La hermana de la protagonista del libro está inspirada en mi propia hermana. Tuve una hermana mayor, que falleció, y ella solo pensaba en trabajar. Mientras creaba el libro, esta parte me costó mucho de desarrollar. Porque cuando pierdes a una persona importante para ti, por mucho tiempo que pase, cuando recuerdas ese momento, te vuelve a doler. Personalmente no he vivido la experiencia de ser madre, de dar a luz; sin embargo, pienso que la palabra madre es una palabra maravillosa, incluso creo que tiene un aura divina. Para mí, una madre perfecta sería aquella que no considera a sus hijos como una posesión, sino la que los ayuda a ser independientes. Mi madre fue así conmigo.
–Usted estudió Bellas Artes en la Universidad de Sejong y en Estrasburgo, tiene una formación muy completa. ¿Cuáles son las otras artes que influyen en la estética de su obra?
Gendry-Kim: Siempre me ha gustado dibujar. Desde pequeña, siempre he expresado mis emociones a través de dibujos y los he considerado mis mejores amigos. Cuando era niña, soñaba con ser pintora. Luego, como estudiante, me especialicé en escultura. Estudié en diversos lugares y a numerosos artistas, no solo de mi país. Sin embargo, para mí, la mejor maestra es la naturaleza. Todos los días paseo y me fijo en la naturaleza que me rodea, es muy importante. Por ejemplo, cuando cae una hoja. Siempre reflexiono y aprendo para mi propia vida.
–Sobre la ola coreana en el mundo, que no es tan reciente, creo que fue a partir de los Juegos Olímpicos de Seúl en 1988 cuando empezó a exportarse la cultura coreana. Por ejemplo, la música, el cine y, recientemente, la concesión del Premio Nobel de Literatura a Han Kang… ¿Cree que ha tenido que ver el apoyo económico de las instituciones coreanas a la traducción y a la exportación de su cultura?
Gendry-Kim: Creo que el éxito de la cultura coreana en el mundo depende de varias razones. Pienso que en Corea hay muchos artistas. Por ejemplo, yo nací y viví un tiempo en el sur del país, y allí también había gente creativa. Han Kang, por cierto, también es originaria del sur. En todos los ámbitos del arte, ya sea música, literatura, etc., los coreanos tienen mucho talento. Mi padre también cantaba muy bien (Risas). Y centrándonos en la ola coreana, creo que Internet ha ayudado mucho en su expansión. También que los jóvenes viajan más y visitan otros países. Personalmente, estoy muy agradecida porque el público antes solo se fijaba en los doramas coreanos o en el K-Pop, pero hoy quiere disfrutar otros aspectos culturales de Corea, como la literatura. Por supuesto, el gobierno ha apoyado con el tema de la traducción, aunque no tengo mucha información al respecto porque no trabajo con las instituciones. Sin embargo, me apena pensar que, si se hubiera empezado antes, porque tiempo atrás también hubo grandes autores que escribieron obras excelentes, los lectores extranjeros podrían haberlas conocido. Ahora, cuando viajo a otros países, algo que me sorprende es que muchos lectores se acercan y me saludan en hangeul, lo cual agradezco mucho.
–¿Con cuál de sus obras disfrutó más a la hora de crearla?
Gendry-Kim: Es una pregunta muy difícil, aunque creo que podría decir Perros, puesto que es una obra en la que hablo de mis perros, a los que amo mucho. Hay alguna parte triste, pero en general, como es un libro sobre estos animales que adoro, fue un trabajo satisfactorio.
Keum Suk Gendry-Kim me despide con una sonrisa. | Ana Fernández
Acabada la charla, llegó el momento de hacer fila para la firma de libros. Cuando llegó mi turno, Gendry-Kim me saludó en inglés con una cálida sonrisa. Sonrió aún más cuando la saludé en coreano y me presenté formalmente. Entregué los dos ejemplares de Mañana será otro día y contemplé maravillada cómo se tomaba su tiempo para dibujar la figura de una mujer en la dedicatoria, lo hace con cada libro. También en hangeul elogié el dibujo y, cuando tomó el segundo libro, le dije que era para una amiga de Venezuela (también reportera honoraria), y se sorprendió encantada. Me despedí en coreano dándole las gracias por venir a Málaga.
La cola de lectores, con sus libros entre las manos o sujetos contra el pecho, era larga. Al salir a la calle, con el aroma de las castañas asadas típicas de otoño en el ambiente, me sentí muy feliz.
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